Tras muchas vacilaciones, Alexia se anima por fin a enviarle un correo electrónico al famoso escritor Benedict Woodward, para confesarle lo mucho que le gustan sus libros y preguntarle sobre su próxima novela. Las primeras respuestas que recibe son muy poco amigables. El autor se muestra seco y distante. En pocas líneas, contesta que no existe ninguna novela en proceso y se muestra enfadado por la irrupción a su privacidad por parte de una joven lectora. Alexia nunca se había imaginado que su autor favorito fuese una persona tan desagradable, y sin embargo, decide que no va a darse por vencida. La correspondencia continúa, pues ella sueña con convertirse algún día en una gran escritora y siente mucha curiosidad por cómo es la vida de una persona que se dedica a este oficio. Lo que comienza como un inocente intercambio de palabras pronto se convertirá en una sorprendente aventura llena de secretos y revelaciones.