Los edificios deben ser diseñados y construidos de manera que sus fines -los aspectos: ambiental, funcional, sociológico y simbólico- se interrelacionen y se almacenen a través de sus medios -aspectos: tecnológico y morfológico- con el objeto de permitir su habitabilidad, funcionamiento y mantenimiento con el uso eficiente de los recursos naturales y culturales del sitio y con noveles bajos de dependencia -energética, económica, etc- para minimizar los impactos hacia sus contextos. De este modo se logrará una arquitectura sostenible. La dimensión de este desafío es grande pero no imposible; para ello, se requiere de la concienciación al respecto, de las capacidades y habilidades pertinentes, de los lineamientos y herramientas adecuados y asequibles.