Adiciones y rectificaciones a la historia de México.
Type de matériel : TexteLangue : espagnol México : Instuto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 1985Édition : Primera ediciónDescription : 632 páginasType de contenu :- Texto
- Sin medio
- Volumen
- F1232 L52 1985
Type de document | Site actuel | Collection | Cote | Statut | Date de retour prévue | Code à barres | Réservations |
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Libro | Biblioteca Jorge Vértiz Campero, S.J. Colección General (Planta Baja) | General | F1232 L52 1985 (Parcourir l'étagère(Ouvrir ci-dessous)) | Disponible | UIALE092572 |
Tenemos como punto de partida, para rastrear quién fue ese González, que los hechos se dieron en 1812, será cosa de buscar, hoja por hoja, en el Libro de Defunciones del Archivo Parroquial de Salamanca a una persona, del sexo masculino que aparezca registrada como ejecutada, este sería uno más de los muchos que padecieron las "peculiaridades" del Comandante de la Provincia de Guanajuato, Agustín de Iturbie. Y justo de él, José María Liceaga, refiere un hecho sucedido en 1815: "D. José María Noriega, originario de Tula, (distante como una jornada de México), se avecindó aquí después de algunos años. Era sujeto medianamente acomodado, y muy adicto a la insurrección, a la que procuraba cooperar con varios recursos que les proporcionaba a los jefes y partidarios de ella, con los cuales estaba en continua correspondencia y comunicación, por conducto de un mozo llamado Gregorio; pero era tanta la falta de reserva con la que se conducía el primero, que llegó a ser denunciado, y a que en consecuencia se decretara su aprehensión; y aunque por haberse traslucido esa providencia, le persuadían sus amigos varias veces, y con el mayor empeño y tesón, el que se pusiera en salvo, sin embargo tal la confianza y seguridad que tenía, de que el conductor no lo había de descubrir, que continuó manejándose siempre con la misma indiferencia y apatía; Gregorio no se hallaba entonces en este lugar, sino en los pueblos y caminos, en que ordinariamente se le encontraba; más habiéndose sabido con toda certeza, el que ya lo habían aprehendido, se redoblaron inmediatamente las persuasiones y súplicas, con que se le hacía ver a Noriega, que aun en aquellos momentos se le presentaban oportunidades para evadirse o para ocultarse, de cuyos consejos y ruegos no se aprovechó.
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